Feliz Año Viejo
Este
año no he hecho lista de propósitos porque no son más que mentiras. Mentiras
que nos decimos para intentar cambiar una realidad que permanece estática,
porque los años son sólo una medida impuesta por nosotros, los humanos, para
calcular el tiempo que nos queda hasta desaparecer del mundo.
No
sirve para otra cosa.
Y
es más, me atrevería a decir que, visto lo visto, saltarse esas normas
temporales impuestas es quizás la única forma de vivir mereciendo la pena.
Cambiar
de año no significa que cambien las cosas o que cambiemos nosotros. Eso puedes
proponerte hacerlo de hoy para mañana sin necesidad de cambiar de dígito y
seguirle la corriente a las revistas del corazón.
Que
no te va a funcionar, pero que por poder intentarlo, puedes.
Va
a seguir siendo el mismo montón de mierda de tus 365 días anteriores,
empieces a contarlos desde el uno de enero o el doce de noviembre,
como
llevo haciendo yo desde aquel día.
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