¿QUÉ MIERDA DE MUNDO ES ESTE?




Anoche me topé con, quizá, unas de las imágenes más duras que he visto en mi vida.

Eran alrededor de las 11:00 de la noche, y yo había vuelto hace poco de pasar el día en Universal Studios porque me hacía mucha ilusión eso de ir al pueblito de Harry Potter y entrar en el castillo, ya se sabe, típicas cosas que a una le hacen ilusión.

También se sabe, que este tipo de sitios no son más que el sumun del capitalismo puro y duro, 200 dólares por dos entradas básicas, con descuento y en temporada baja, o 13 dólares por una cerveza. Lo típico vaya.

Esa misma mañana me levanté pensando que no iba a ir, porque la noche anterior había estado comprando las entradas y ¡sorpresa! No me funcionaban las tarjetas. Probé varias veces, pero por algún motivo que no llegamos a descubrir, después de utilizar una de ellas varias veces seguidas el banco la bloquea. El tema es que ya me desperté con la mosca detrás de la oreja, y más o menos a la hora de comer me dio por mirar el correo, viendo que las entradas estaban ahí y que o las utilizabas ese día o las perdías. Total, que ya me puse nerviosita y lie a mi pareja para que volásemos al parque de atracciones en mitad de la tarde.

El caso es que después de todo el día llegamos a casa, hacemos la cena, nos ponemos a ver algo y me pongo con mi móvil. Y según me meto en twitter, me explota en toda la cara. Ahí está. El video de un niño sirio, que se acaba de despertar de la anestesia, y se da cuenta de que se ha quedado ciego y sin manos tras una explosión.

Las imágenes son absolutamente atroces. Se me para el corazón y se me llenan los ojos de lágrimas. El niño grita de rabia y de impotencia. De ser un niño normal valiéndose por sí mismo, a ser una persona con grandes discapacidades para el resto de su vida, tan sólo por el capricho de unos juegos de poder entre hombres con traje que en estos momentos siguen en sus casas y con sus vidas intactas.

La imagen del padre, a su lado, llorando, intentando abrazar al niño, sabiendo que no puede hacer nada por él, ni ayudarle de ninguna forma es completamente desgarradora.

Tras eso dejé el móvil a un lado y me puse a llorar como no había llorado en algún tiempo. Me sentía como la mierda más mierda del planeta. Como nos deberíamos sentir todos los que sabemos que esto ocurre y no hacemos nada para pararlo. Tú te crees, cabreada porque sólo me funciona la tarjeta de crédito y no la de débito, y ese niño despertándose sin manos y sin ojos. ¿Pero qué estamos haciendo? ¿Pero qué es esta mierda sobre la que estamos viviendo?

Y entro a Instagram o a Facebook y no paro de ver a la gente haciendo cosas, en hoteles, en restaurantes, o yo en Universal, haciendo oídos sordos a lo que está pasando en el mundo. Porque si no lo ves, no existe ¿no? 

Pero ¿cómo es posible, que haya gente que esté en contra de rescatar a alguien que está a la deriva en medio del mar? Es que el simple hecho de que dé pie a un debate es enfermizo. Pero eso sí, luego muchos de los que niegan acoger a esas vidas, están en contra del aborto porque “no hay que matar una vida”. Vaya hipocresía, amigos. 

“Pues que los meta el presiente en su casa”, “Pues que los acojan los de izquierdas en sus chalés”. Oye, ¿y por qué no los metemos en las Iglesias? DIGO YO. Que están exentas de pagar impuestos porque SE SUPONE que son ellas las que ayudan a los más necesitados, o al menos eso es lo que han defendido per saecula saeculorum.

Que la actitud no debería ser poner pegas, que la actitud debería ser querer ayudar los primeros cuando hay una crisis humanitaria. Que con todos los impuestos que pagamos, debería haber dinero suficiente para que el sistema funcionase y pudiésemos acoger a todo el mundo, y si no lo hay es porque ese dinero en vez de estar ahí, está metido en los bolsillos de los corruptos, y que tenemos que empezar a entender que ningún ser humano es ilegal, independientemente de su raza, sexo o nacionalidad, porque las fronteras son barreras estúpidas para mantener un sistema que, según vi claramente anoche, no nos aporta nada.



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